La vieja Europa es rica en apariciones espectrales, en mitos nacidos de lo que las gentes antiguas vieron, y de la realidad lo pasaron al inframundo. Entre ellos, se encuentra como figura en todo nuestro continente que, posteriormente se exporta junto a los emigrantes a toda América, aunque allí existía en el sur uno similar... el perro negro. El perro negro es nocturno y se considera en todas las culturas como un augurio de muerte.

Grande como un mastín y de ojos grandes y brillantes, entró como parte de los fantasmas de mi familia por la tradición inglesa que aportó mi bisabuela, y la memoria de ella da lugar a este artículo.

El Medievo y las grandes plagas de peste pudieron ser perfectamente su origen. Los perros como cohorte de la muerte negra en estado asilvestrado devoraba cadáveres humanos que se abandonaban a la puerta de las ciudades y se mal quemaban, en tanto que los supervivientes vivían la escena con horror, por lo que fue mala época para los cánidos tras la caída de Roma, civilización de floreciente auge cinófilo. Ellos representaban el horror de los infiernos, el inframundo... sus terroríficos gruñidos y gañidos, despedazando a los muertos, rebuscando entre los cadáveres y la basura y escarbando para enterrar o desenterrar despojos, quedaron en la memoria colectiva, manteniendo así viva a una de las más terroríficas criaturas que el hombre ha imaginado.

Además de ello, en esta época, grandes jaurías de perros asilvestrados habitaban a las puertas de las ciudades y pueblos, eran más temidos que los lobos, pues no tenían miedo al hombre. De todo ello se forja la leyenda.

Aparecían los espectros del perro negro en los cruces de caminos, lugares donde por tradición se ahorcaba y desmembraba a los patibularios, por lo que era frecuente ver a perros carroñeando restos de ejecutados, y entre las luces de los rayos de las grandes tormentas eléctricas.

Hasta hace bien poco en las comarcas de Transilvania a los perros negros totalmente negros se les hacía una marca o señal en la cabeza con tinte natural para romper su homogeneidad de color pues se creía que acompañaban a “Dracull” al demonio ya que eran su avanzadilla ante los hombres … si eran totalmente negros.

Los orígenes del perro negro en nuestro continente son difíciles de concretar si británicos, celtas o germánicos, aunque es un fenómeno a nivel mundial pues en la ancestral cultura maya también los había y ello antes de la llegada de los europeos.

Islas británicas

El lugar donde la leyenda del perro negro más se ha extendido ha sido en las islas británicas, estando presente del modo siguiente:

• En Lancashire, el sabueso espectral es llamado Gytrash, Trash, Striker o Shriker.
• El Drummer of Tedworth: un enorme perro negro.
• El Perro Negro de Winchester.
• Padfoot de Wakefield. De este mito nace el personaje del tercer libro Harry Potter y el prisionero de Azkaban de J. K. Rowling, el perro negro "grim", y era augurio de muerte. El mote de Sirius Black, uno de los personajes de la novela que se transforma en perro, era en inglés "Padfoot".
• El perro negro de Corsham en Wiltshire del que se dice por los lugareños sigue apareciendo antes de la muerte de un vecino.
• El Perro Negro de Oldbury.
• El perro negro Barghest de Yorkshire.
• En Gales existe el gwyllgi, el "Perro de la Oscuridad", una temible aparición siniestra con aliento de fuego y brillantes ojos rojos. Las apariciones de este perro en Gales se limita a las zonas costeras. También están relacionados con el espectral Cŵn Annwn, conectado con el reino del otro mundo de Annwn, referido a las Cuatro Ramas de Mabinogi.
  Algunos textos de 1600 en adelante lo describen como blanco y deslumbrante en vez de negro como en los textos medievales.
• Un perro negro aparece en el puerto de Penzance; dicen es del tamaño de un labrador grande.
• Shony es el nombre del perro fantasma cuya aparición anuncia siempre una fuerte tormenta. Suele aparecerse a los hombres de mar.
• El único perro bueno de entre los perros negros espectrales es como excepción el Gurt Dog de Somerset, protege a los niños que juegan en Quantock Hills, acompaña a los viajeros solitarios actuando como protector y guía.

Latinoamérica

En toda Sudamérica, México, hasta Argentina, se aparecen grandes perros negros de ojos ardientes y boca de fuego, con una serie de nombres de los que os cito los más comunes: el Perro Negro Nahual (México), Way Pek (Yucatán, México, alternativamente escrito Uay Pek/Way/Waay Pek, que en la mitología maya se le denomina Uay Pek, literalmente en idioma maya perro brujo: huay, brujo y pek, perro), el Cadejo (América Central, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica), El Perro Familiar (Argentina), y el Lobizón (Paraguay y Argentina). Todos ellos son encarnaciones del diablo, un demonio o un brujo transformado, y son anteriores a la llegada de los españoles a estas tierras, pero influenciados por la leyenda española que posteriormente os explicaré ya que se empezó como un yin-yan que reflejaba al hombre en su animal espiritual y se transformó luego en ese perro negro.

Cadejos, Cadejo o El Cadejo es un animal de la mitología y la leyenda precolombina, teniendo creencia en él tanto las personas del campo como de la ciudad, y es el mito más extendido como nombre usual en Latinoamérica.

Cadejos o Cadejo, en el castellano que desgraciadamente ha caído en desuso, significa enredos del cabello, y según Enrique Zepeda, autor nicaragüense que ha versado este mito el Cadejo es, en efecto, un misterio, una maraña que asusta sin dejarse ver.

Se dice que es un mítico perro (o dos perros, que generalmente se le aparece a quienes deambulan a altas horas de la noche) al cual se le atribuyen poderes misteriosos. Las diferentes versiones de la leyenda en Centroamérica describen a un cadejo de color blanco y uno de color negro (generalmente benigno y maligno, respectivamente), o simplemente un solo cadejo negro (generalmente maligno). Básicamente las leyendas dicen que Dios decidió crear un espíritu espectral que atemorizara a los humanos para protegerles y lo hizo con figura de un gran perro, de ojos rojos y color blanco que se encargaría de proteger a los hombres descarriados. El demonio, envidioso de dios creó una figura en paralelo para hacer el mal y dar terror y pavor a quien se le aparece.

Estados Unidos

La más famosa leyenda de los EEUU asociada al perro negro es la Tennessee, cerca del condado de Macon. Allí un despiadado agricultor adoptó dos sabuesos negros; al morir éste ni el diablo le dejó entrar en los infiernos por lo que se dedica junto a sus dos perros a perseguir a los viajeros tras la media noche, siendo su aparición la muerte segura.

Otros son:

El Perro Negro de Hanging Hills de Meriden, Connecticut, es un pequeño y triste perro negro que no deja huellas y no emite sonido, su primera visión supone buena suerte, dos mala suerte y tres la muerte.

Los perros negros de la Ruta 666 que revientan por las noches las ruedas de los coches que por allí circulan.

En Sweet Hollow Road en Long Island, NY, aparece un perro negro que si se tiene contacto visual con él causa la muerte al mes de fijar la mirada en la suya.

España y Portugal

En España y Portugal, se da la figura del hombre lobo con dos nombres diferentes; en España, concretamente en Castilla, es el Lobo hechizado o Lobizón (palabra de clara influencia portuguesa) y en Portugal el lobisón . Este compartir nombre viene del portugués Lobis – omem, pero éste no es asunto de este artículo y se da como apunte de referencia.
No tengo noticias de perros negros en Portugal como figura espectral.

Los más nombrados son:

País vasco

Mi abuela paterna de estos orígenes me contaba una leyenda muy antigua que os relato igualmente. En Berriz (Vizcaya), se cuenta la leyenda de un perro mastín negro . Andaba un joven a casarse, por lo que fue a ultimar detalles con el sacerdote para esposarse al día siguiente, y al pasar junto al cementerio del pueblo, había unos restos exhumados para volver a enterrarlos junto a un familiar. De esos restos al manejarlos el sepulturero la calavera salió rodando y en vez de darla al enterrador le pegó un puntapié y le dijo “tú también estás invitado a la boda mañana, si puedes venir” y dio una gran risotada.

Al hacer ello se dio cuenta que un enorme mastín negro le seguía a cierta distancia con los ojos clavados en él, dando gruñidos. El joven aterrorizado helado de pavor, aceleró el paso a casa de sus padres. Al entrar en el caserío se lo contó todo a su madre y le dijo ésta “Vete al cura y cuenta todo en confesión”. Al salir el perro le siguió a distancia, entre roncos gruñidos hasta la Iglesia.

El cura le dijo que se acercase respetuosamente al animal y pidiese perdón al perro y le invitase a la boda y le demostrase que no tuvo mala intención, sino que fue solo una locura de juventud.

Y dicho y hecho, habló con el perro que no cesaba en sus roncos gruñidos y le siguió hasta la puerta de su casa de nuevo y allí aguardó hasta la mañana de la boda.

Se esposaron los jóvenes con las bendiciones del sacerdote y bajo la atenta mirada del perro desde el portón de la Iglesia, y el mastín les siguió hasta el caserío y se echó junto a los novios y el novio le dio todo lo que para él estaba destinado como comida y ayunó ese día como penitencia por su falta, sirviéndole antes que a los demás comensales ante la extrañeza de todos.

Al acabar el convite el perro miró al mozo y se levantó y le habló y le dijo “hiciste bien en hacer la penitencia que te mandó el señor cura, pues yo soy el guardián de la tumba de mi amo y si no hubieses reparado tu falta mi dueño me mandó matarte” y dicho esto el mastín negro como la noche desapareció para volver al cementerio a guardar los huesos de su amo tal y como hacen todos los perros según la tradición del pueblo vasco, acompañando a sus dueños hasta después de la muerte.

Cataluña

Los tibicenas derivan del guanche ti-bizzăn-ah, significaría 'malvado, peligroso', eran demonios o espíritus malignos que se aparecían ante las personas en la forma de grandes perros de pelaje de alambre y oscuro.

La creencia en estos espíritus malignos con forma de perro entre los aborígenes de las islas de La Palma, La Gomera y Tenerife, con los nombres de Yruene, Hirguan y Jucancha respectivamente, se ha ido perdiendo y ha quedado restringida a algunos ancianos del lugar.

Y esto es lo que os puedo contar del lado oscuro del perro. Espero que os haya gustado esta parte desconocida para muchos.

Rafael Fernández de Zafra